
El ferrocarril de Río Alagón
En 1901 la red ferroviaria española alcanzaba prácticamente los 13.000 kilómetros de extensión, más de 10.000 en ancho ibérico y alrededor de 2.000 en vía estrecha. La red está formada y las nuevas líneas se construyen a un ritmo más lento. En su mayor parte, las nuevas construcciones son líneas de carácter local y en vía estrecha. En este marco nace la Compañía de Ferrocarril y Minas de Río Alagón (FCMRA).
Un promotor salmantino, Francisco Hernández, concentró capital para obtener, en 1904, la concesión administrativa de una línea que diera salida a la producción de la explotación carbonífera de Las Minas, un paraje minero situado en las arribes del Río Alagón. La construcción se inició en 1910 y duró cuatro años, terminándose en 1914, año en que se inauguró y comenzó su explotación. Se extendía a lo largo de 61 kilómetros, entre Las Minas y Boadilla, donde se unía a la vía general de Salamanca a la frontera portuguesa de Vilar Formoso en la estación de La Fuente de San Esteban-Boadilla. Allí se crearon unas instalaciones propias de FCMRA en las que se estableció la sede de la compañía. Este núcleo ferroviario pasó a llamarse Boadilla Empalme y es la cabecera de la línea conocida también como Ferrocarril de Río Alagón, por seguir parte de su trazado el curso de este río.
Desde el primer momento se completó el tráfico ferroviario con un servicio de viajeros, ya que así lo exigía la concesión. Esto supuso la adquisición de un importante parque de material motor y remolcado cuya variedad y procedencia caracterizó a este ferrocarril.
El Ferrocarril de Río Alagón mantuvo su actividad como compañía independiente a lo largo de 27 años hasta 1941, en que la nacionalización de la red incorporó esta compañía a la recién creada Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, RENFE.
La integración en la nueva empresa estatal supuso una importante ayuda para la subsistencia de la línea, asfixiada por la crisis surgida del estallido de la guerra civil. Al igual que para otras compañías, la nacionalización significó para Río Alagón la reconstrucción de los daños provocados por la guerra y la incorporación a un sistema de organización unificado.
Ligada ya al destino de la red general, FCMRA vio cómo por sus vías empezó a circular a partir de entonces una enorme variedad de material motor y remolcado protagonista de una explotación que tuvo su cénit en la década de 1950. En los años siguientes, sucesivas crisis económicas, con el cierre de algunas explotaciones mineras, y la supresión del servicio de viajeros en 1984 llevaron la línea al estrangulamiento. En 1998 se cerró definitivamente al tráfico.
Renace el FCMRA
Dos años más tarde la línea encaraba su desaparición. Renfe, propietaria de las instalaciones e infraestructuras de este ferrocarril, iba a proceder a su desmantelamiento. Fue entonces cuando un inversor privado (que permanece en el anonimato) descendiente del fundador de la compañía que dio origen al trazado, llegó a un acuerdo con la empresa estatal para rescatar la línea, restaurarla y hacer una explotación ferroviaria privada.
Surge así la nueva FCMRA, una sociedad anónima heredera de la original, que con un capital de 36.000 euros pone en marcha un ambicioso plan de rehabilitación de instalaciones e infraestructuras. Se recuperan estaciones, puentes, túneles y vías. Se restaura material histórico (locomotoras y vagones) y se adquieren nuevas unidades para restablecer el transporte de mercancías y viajeros, reabriendo en 2002 el tráfico ferroviario en la comarca del Alagón, entre Boadilla Empalme y Las Minas. Como ochenta y ocho años atrás.
Actualmente FCMRA ha puesto en marcha un plan de ampliación de capital para hacer frente a las enormes inversiones que está acometiendo. El objetivo es la captación de nuevos accionistas privados, ya que en el espíritu de la compañía está el no depender de instituciones financieras, lo que garantiza la independencia en la dirección de la empresa, claramente encaminada al servicio público y a la revitalización de la comarca del Alagón.
En 1901 la red ferroviaria española alcanzaba prácticamente los 13.000 kilómetros de extensión, más de 10.000 en ancho ibérico y alrededor de 2.000 en vía estrecha. La red está formada y las nuevas líneas se construyen a un ritmo más lento. En su mayor parte, las nuevas construcciones son líneas de carácter local y en vía estrecha. En este marco nace la Compañía de Ferrocarril y Minas de Río Alagón (FCMRA).
Un promotor salmantino, Francisco Hernández, concentró capital para obtener, en 1904, la concesión administrativa de una línea que diera salida a la producción de la explotación carbonífera de Las Minas, un paraje minero situado en las arribes del Río Alagón. La construcción se inició en 1910 y duró cuatro años, terminándose en 1914, año en que se inauguró y comenzó su explotación. Se extendía a lo largo de 61 kilómetros, entre Las Minas y Boadilla, donde se unía a la vía general de Salamanca a la frontera portuguesa de Vilar Formoso en la estación de La Fuente de San Esteban-Boadilla. Allí se crearon unas instalaciones propias de FCMRA en las que se estableció la sede de la compañía. Este núcleo ferroviario pasó a llamarse Boadilla Empalme y es la cabecera de la línea conocida también como Ferrocarril de Río Alagón, por seguir parte de su trazado el curso de este río.
Desde el primer momento se completó el tráfico ferroviario con un servicio de viajeros, ya que así lo exigía la concesión. Esto supuso la adquisición de un importante parque de material motor y remolcado cuya variedad y procedencia caracterizó a este ferrocarril.
El Ferrocarril de Río Alagón mantuvo su actividad como compañía independiente a lo largo de 27 años hasta 1941, en que la nacionalización de la red incorporó esta compañía a la recién creada Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, RENFE.
La integración en la nueva empresa estatal supuso una importante ayuda para la subsistencia de la línea, asfixiada por la crisis surgida del estallido de la guerra civil. Al igual que para otras compañías, la nacionalización significó para Río Alagón la reconstrucción de los daños provocados por la guerra y la incorporación a un sistema de organización unificado.
Ligada ya al destino de la red general, FCMRA vio cómo por sus vías empezó a circular a partir de entonces una enorme variedad de material motor y remolcado protagonista de una explotación que tuvo su cénit en la década de 1950. En los años siguientes, sucesivas crisis económicas, con el cierre de algunas explotaciones mineras, y la supresión del servicio de viajeros en 1984 llevaron la línea al estrangulamiento. En 1998 se cerró definitivamente al tráfico.
Renace el FCMRA
Dos años más tarde la línea encaraba su desaparición. Renfe, propietaria de las instalaciones e infraestructuras de este ferrocarril, iba a proceder a su desmantelamiento. Fue entonces cuando un inversor privado (que permanece en el anonimato) descendiente del fundador de la compañía que dio origen al trazado, llegó a un acuerdo con la empresa estatal para rescatar la línea, restaurarla y hacer una explotación ferroviaria privada.
Surge así la nueva FCMRA, una sociedad anónima heredera de la original, que con un capital de 36.000 euros pone en marcha un ambicioso plan de rehabilitación de instalaciones e infraestructuras. Se recuperan estaciones, puentes, túneles y vías. Se restaura material histórico (locomotoras y vagones) y se adquieren nuevas unidades para restablecer el transporte de mercancías y viajeros, reabriendo en 2002 el tráfico ferroviario en la comarca del Alagón, entre Boadilla Empalme y Las Minas. Como ochenta y ocho años atrás.
Actualmente FCMRA ha puesto en marcha un plan de ampliación de capital para hacer frente a las enormes inversiones que está acometiendo. El objetivo es la captación de nuevos accionistas privados, ya que en el espíritu de la compañía está el no depender de instituciones financieras, lo que garantiza la independencia en la dirección de la empresa, claramente encaminada al servicio público y a la revitalización de la comarca del Alagón.